Con este título apareció en el póster central del número 25 de la revista Trinca esta entrevista realizada a Víctor de la Fuente por Alfonso Lindo, redactor jefe de la publicación, la transcribo a continuación:
La vida de Víctor de la Fuente daría tema para una historieta. Después de trabajar en España por los años 44 ó 45 decide marcharse a América del Sur, solitario (como Haxtur), sin recursos (tan sólo sus ideas). Víctor trabaja en las más diversas labores, pero su tesón y sus ansias de triunfo le llevan a conseguir su objetivo: dibujar historietas, su auténtica pasión. Y dirige “El Peneca”, una de las revistas más antiguas del continente sudamericano “que muere por asfixia como consecuencia de la aparición de nuevas formas”.
Pero Víctor no se desanima y crea su propia agencia de publicidad, lo que le permite conocer los Estados Unidos, donde se pone en contacto con dibujantes, a través de la “Dell Publishing”, y comienza a colaborar en algunas publicaciones. Luego, por motivos personales (“Para reencontrarme con mi país después de todos esos años”), vuelve a España, trabajando para la Fleetway dibujando hazañas bélicas y para la D. C. Thompson. Dibuja la serie Sunday, que actualmente se está publicando en catorce países, aunque sigue inédita en nuestro país.
“Haxtur” es su personaje favorito, acaso porque pueda representar su propia peripecia humana.
– Los problemas que plantea “Haxtur” son los de toda aquella historia cuyo contenido aborda la circunstancia – política, social, religiosa...– que nos rodea, por la prevención que hay que tener para tocar estos temas sin herir susceptibilidades. En cuanto a los problemas técnicos, mi preocupación es la de romper con la forma tradicional de hacer historietas, que es la línea pura, y trato de incorporar una serie de elementos que hasta ahora estaban vedados por dificultades técnicas de impresión; entonces incorporó unos medios que permiten una reproducción casi perfecta, como las esponjas, el trapo, las tramas mecánicas, etcétera.
Algunas críticas apuntan hacia el texto de “Haxtur”, haciendo ver la reiteración y, a veces, las dificultades de comprensión que entraña. ¿Lo busca intencionadamente Víctor de la Fuente? Dejemos a un lado la calidad insuperable del dibujo, en cuanto que esta historieta constituye, hoy por hoy, una obra maestra del “cómic” mundial.
– La historia hay que resumirla en seis páginas, y esto ya trae problemas verdaderamente serios. Entonces la historia tiene que trepidar, tiene que correr, tiene que ser muy veloz, lo que hace que el lector piense que está incompleta. Para detener la atención del lector uso generalmente un lenguaje reiterativo, insistente, machacón, porque de este modo le invito a la reflexión, a buscar el porqué de las cosas, obligándole a volver atrás para que reflexione sobre las cuestiones que le hacen dudar.
Víctor de la Fuente podía estar hablando de su personaje favorito durante muchas horas. Víctor es un hombre sencillo, amable y lleno de una humanidad increíble. Víctor siente admiración por Harold Foster (el creador de “El Príncipe Valiente”) y Milton Caniff (creador de “Terry y los piratas”). Al igual que el primero, Víctor incorpora a su historieta un clasicismo gráfico, en el que se alían la elegancia y la majestuosidad, que Foster hace patente en “Tarzán”, desde su aparición en 1929; del segundo incorpora el armonioso equilibrio entre el diálogo y la acción, y de ahí que los diálogos de “Haxtur” sean a veces duros, a veces líricos, a veces tocados por un matiz de humor muy sensible. Y, finalmente, tiene la misma admiración por José Luis Salinas, el dibujante argentino que creó para la K. F. S. el insuperable western “Cisco Kid”, uno de los artistas cuyo grafismo es de los más bellos del mundo.
– Lo que más me interesa destacar en mis personajes es, fundamentalmente, el carácter de seres humanos, de modo que no sean ni en lo más mínimo el estereotipado personaje de la historieta, el que todo lo puede, todo lo vence y supera todos los obstáculos por la fuerza. Mis personajes los conformo en base a su calidad humana, de modo que el lector pueda identificarse con ellos y los encuentre parecidos a cualquier hombre que uno se encuentre por la calle, dotados de una serie de virtudes y defectos.
El autor de “Haxtur” ha realizado también otras historietas de hazañas bélicas y de westerns. Pero seria curioso saber qué es lo que más le gusta realizar dentro del “cómic”.
– Lo que más me gusta hacer son los “cómics” mismos, no tengo predilección por un tema determinado. Ahora bien, eludo toda aquella historieta que tenga temporalidad; es decir, que esta circunscrita a una época muy marcada con caracteres externos, como puede ser hoy incluir en la historieta automóviles o vestidos o peinados de señoras. Y ahí tenemos el trágico ejemplo (digo trágico en el sentido más amable del término) de “Flash Gordon”, de Alex Raymond, que es una historia de ciencia-ficción en la que la realidad ha superado la propia imaginación del creador. Por ello, te repito que eludo toda manifestación temporal y circunscribo la acción básicamente al hombre, y, por consiguiente, a sus reacciones frente a las cosas dentro de mundos extraños, de un mundo que puede ser el nuestro, pero soñado.
Víctor de la Fuente y “Haxtur”: un hombre y un símbolo. Todo un mundo repleto de fantasmagoria.
Alfonso LINDO
La vida de Víctor de la Fuente daría tema para una historieta. Después de trabajar en España por los años 44 ó 45 decide marcharse a América del Sur, solitario (como Haxtur), sin recursos (tan sólo sus ideas). Víctor trabaja en las más diversas labores, pero su tesón y sus ansias de triunfo le llevan a conseguir su objetivo: dibujar historietas, su auténtica pasión. Y dirige “El Peneca”, una de las revistas más antiguas del continente sudamericano “que muere por asfixia como consecuencia de la aparición de nuevas formas”.
Pero Víctor no se desanima y crea su propia agencia de publicidad, lo que le permite conocer los Estados Unidos, donde se pone en contacto con dibujantes, a través de la “Dell Publishing”, y comienza a colaborar en algunas publicaciones. Luego, por motivos personales (“Para reencontrarme con mi país después de todos esos años”), vuelve a España, trabajando para la Fleetway dibujando hazañas bélicas y para la D. C. Thompson. Dibuja la serie Sunday, que actualmente se está publicando en catorce países, aunque sigue inédita en nuestro país.
“Haxtur” es su personaje favorito, acaso porque pueda representar su propia peripecia humana.
– Los problemas que plantea “Haxtur” son los de toda aquella historia cuyo contenido aborda la circunstancia – política, social, religiosa...– que nos rodea, por la prevención que hay que tener para tocar estos temas sin herir susceptibilidades. En cuanto a los problemas técnicos, mi preocupación es la de romper con la forma tradicional de hacer historietas, que es la línea pura, y trato de incorporar una serie de elementos que hasta ahora estaban vedados por dificultades técnicas de impresión; entonces incorporó unos medios que permiten una reproducción casi perfecta, como las esponjas, el trapo, las tramas mecánicas, etcétera.
Algunas críticas apuntan hacia el texto de “Haxtur”, haciendo ver la reiteración y, a veces, las dificultades de comprensión que entraña. ¿Lo busca intencionadamente Víctor de la Fuente? Dejemos a un lado la calidad insuperable del dibujo, en cuanto que esta historieta constituye, hoy por hoy, una obra maestra del “cómic” mundial.
– La historia hay que resumirla en seis páginas, y esto ya trae problemas verdaderamente serios. Entonces la historia tiene que trepidar, tiene que correr, tiene que ser muy veloz, lo que hace que el lector piense que está incompleta. Para detener la atención del lector uso generalmente un lenguaje reiterativo, insistente, machacón, porque de este modo le invito a la reflexión, a buscar el porqué de las cosas, obligándole a volver atrás para que reflexione sobre las cuestiones que le hacen dudar.
Víctor de la Fuente podía estar hablando de su personaje favorito durante muchas horas. Víctor es un hombre sencillo, amable y lleno de una humanidad increíble. Víctor siente admiración por Harold Foster (el creador de “El Príncipe Valiente”) y Milton Caniff (creador de “Terry y los piratas”). Al igual que el primero, Víctor incorpora a su historieta un clasicismo gráfico, en el que se alían la elegancia y la majestuosidad, que Foster hace patente en “Tarzán”, desde su aparición en 1929; del segundo incorpora el armonioso equilibrio entre el diálogo y la acción, y de ahí que los diálogos de “Haxtur” sean a veces duros, a veces líricos, a veces tocados por un matiz de humor muy sensible. Y, finalmente, tiene la misma admiración por José Luis Salinas, el dibujante argentino que creó para la K. F. S. el insuperable western “Cisco Kid”, uno de los artistas cuyo grafismo es de los más bellos del mundo.
– Lo que más me interesa destacar en mis personajes es, fundamentalmente, el carácter de seres humanos, de modo que no sean ni en lo más mínimo el estereotipado personaje de la historieta, el que todo lo puede, todo lo vence y supera todos los obstáculos por la fuerza. Mis personajes los conformo en base a su calidad humana, de modo que el lector pueda identificarse con ellos y los encuentre parecidos a cualquier hombre que uno se encuentre por la calle, dotados de una serie de virtudes y defectos.
El autor de “Haxtur” ha realizado también otras historietas de hazañas bélicas y de westerns. Pero seria curioso saber qué es lo que más le gusta realizar dentro del “cómic”.
– Lo que más me gusta hacer son los “cómics” mismos, no tengo predilección por un tema determinado. Ahora bien, eludo toda aquella historieta que tenga temporalidad; es decir, que esta circunscrita a una época muy marcada con caracteres externos, como puede ser hoy incluir en la historieta automóviles o vestidos o peinados de señoras. Y ahí tenemos el trágico ejemplo (digo trágico en el sentido más amable del término) de “Flash Gordon”, de Alex Raymond, que es una historia de ciencia-ficción en la que la realidad ha superado la propia imaginación del creador. Por ello, te repito que eludo toda manifestación temporal y circunscribo la acción básicamente al hombre, y, por consiguiente, a sus reacciones frente a las cosas dentro de mundos extraños, de un mundo que puede ser el nuestro, pero soñado.
Víctor de la Fuente y “Haxtur”: un hombre y un símbolo. Todo un mundo repleto de fantasmagoria.
Alfonso LINDO
2 comments:
Para mi la transición no fue un proceso que se inició tras la muerte de Franco. Ya se estaba produciendo en toda la sociedad española unos años antes, como nos lo demuestra la existencia de la propia revista Trinca, donde los ideales del Movimiento brillan por su ausencia.
Personajes como El Cid, tan patrióticos, nos enseñan que hubo una España donde coexistieron múltiples culturas e intereses, lejos de la España Una, Grande y Libre que desde el Movimiento se pretendía imponer.
El mismo Haxtur socaba esos grandes principios desde una revista juvenil. Y es que el estado ya no podía controlar a toda una sociedad que marchaba en una dirección cuando menos distinta de la oficial.
Trinca no fue mas que un anticipo de la actitud que luego admiraría al resto del mundo, de como acabar con un régimen dictatorial sin necesidad de violencia.
Al menos esto es lo que me gusta pensar.
Un saludo.
Esoty totalmente de acuerdo amigo.
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