Continuo esta sección con una rara novela costumbrista. “El vino del sábado” de Eduardo Tijeras. Es el número 11 de la colección La Novela Popular, editada por LNP en 1965. Esta novela coral narra la noche de un sábado de verano desde múltiples puntos de vista, tantos como personajes hay en la narración. Unos se cruzan y otros simplemente se hallan en un decorado similar: la gran ciudad y la playa. Una visión sofocante, mordaz y ácida de la España de mediados de los sesenta. Os dejo con un fragmento playero:
“Esa tía es una cachonda y, además, nos desprecia. Lo noto. Llega a la playa, nos mira como a bichos raros, pero sin olvidar que uno es todavía un hombre, y se da una crema o se suelta el pelo lentamente. Siempre aguarda a que alguien la esté mirando para correr hacia el mar. Yo sé lo que ésa está necesitando. Sabina, con toda seguridad, la odia. Sabina, la pobre, un poco gorda y con la manía del punto, pero se ligó a mi vida con valor. Cómo cambia todo. Qué mal asunto es la rutina. Elijas lo que elijas, todo se convierte en rutina. Todo tiene que vivir su proceso. Si esa estúpida de los muslos bonitos cree que no va a vivir su proceso de envejecimiento y rutina, está lista. Pero por ahora a mí me está amargando el veraneo. ¿Qué necesidad tengo yo de estarme horas muertas mirándole las caderas y oyéndole la risa? Sabina se da cuenta y se pone de mal humor. Por otra parte, yo nunca me había preocupado de la calvicie, ni de la carne que rebosa en los costados... Sin embargo, ésa es una cachonda y lo que necesita es que alguien le meta mano, alguno de esos animales del pelo en la frente y que saben conducir un fuera bordo o bailar el “surf” cuatro horas seguidas sin que se les altere la respiración.”
“Esa tía es una cachonda y, además, nos desprecia. Lo noto. Llega a la playa, nos mira como a bichos raros, pero sin olvidar que uno es todavía un hombre, y se da una crema o se suelta el pelo lentamente. Siempre aguarda a que alguien la esté mirando para correr hacia el mar. Yo sé lo que ésa está necesitando. Sabina, con toda seguridad, la odia. Sabina, la pobre, un poco gorda y con la manía del punto, pero se ligó a mi vida con valor. Cómo cambia todo. Qué mal asunto es la rutina. Elijas lo que elijas, todo se convierte en rutina. Todo tiene que vivir su proceso. Si esa estúpida de los muslos bonitos cree que no va a vivir su proceso de envejecimiento y rutina, está lista. Pero por ahora a mí me está amargando el veraneo. ¿Qué necesidad tengo yo de estarme horas muertas mirándole las caderas y oyéndole la risa? Sabina se da cuenta y se pone de mal humor. Por otra parte, yo nunca me había preocupado de la calvicie, ni de la carne que rebosa en los costados... Sin embargo, ésa es una cachonda y lo que necesita es que alguien le meta mano, alguno de esos animales del pelo en la frente y que saben conducir un fuera bordo o bailar el “surf” cuatro horas seguidas sin que se les altere la respiración.”
3 comments:
Preciosa la chica del dibujo, Dioni. A ver si te pones a dibujar Pin-Ups como Moratha, que me encanta cómo dibujas a las chatis.
Amigo dionisio, has clavado el fragmento de la novela. Ahi sí que vale más una imagen que mil palabras.
Gracias, gracias...
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