LIBROS, TEBEOS Y COLECCIONISMO »
CÓMICS, HISTORIETAS, TEBEOS, ILUSTRADORES, PULPS, NOVELA POPULAR, ARTE. Y EN MENOR MEDIDA: CINE, LITERATURA, MÚSICA.

miércoles, noviembre 15, 2006

22 AÑOS SIN JOSEP COLL.

Otra entrada vieja, del 13 de agosto de 2006, reciclada del blog anterior. Hubiera querido colocarla el lunes 13, para que coincidieran las fechas, pero no he podido hasta hoy miércoles 15.

Este pequeño escrito tiene un mes de retraso, lo tenía que haber colocado el trece de julio, fecha del aniversario del fallecimiento de este entrañable humorista.


Hace 22 años que Josep Coll nos dejó, justamente cuando había vuelto a dibujar después de bastantes años de dedicarse a la albañilería, la revista Cairo, de la mano de Joan Navarro, había comenzado a publicar sus trabajos. Incluso llegó a autoeditarse un monográfico recopilando historietas antiguas: “De Coll a Coll”. Era un regreso meditado, tal como lo había comentado en la entrevista que le hizo en el número 1 de Cairo, Antonio Martín. Ya había vuelto, dibujaba con regularidad, tenía seguidores, un poquito de éxito, ¿que le rondaría por la cabeza para hacer lo que hizo? No lo sabremos nunca.

A continuación copio el artículo que dedicó a Coll poco después de su muerte el crítico y estudioso Antonio Remesar, apareció en el número 23 de la revista Rambla:

LA ESTUPEFACCIÓN DEL DIBUJANTE.

Josep Coll i Coll (1923-1984) puso fin a su vida el viernes trece de julio. Descanse en paz uno de los grandes autores de la historieta española.
Posiblemente muchos de los lectores de la revista no conozcan la obra de este genial autor que durante cuatro lustros recreó, semana tras semana, a la legión de fieles consumidores del “TBO”, la decana de las revistas de historieta en España.
Coll era un albañil que dibujaba historietas porque llevaba dentro lo del dibujo. A pesar de ello, hacia mediados de los sesenta, abandonó la profesión porque no le permitía mantener decentemente a su familia y volvió a la argamasa y los ladrillos. Como otros muchos probó suerte en el mercado extranjero, pero sus obras no interesaban a los editores de allende los Pirineos o el Atlántico. Solo recientemente se reincorporó a las filas del cómic, alcanzando un cierto reconocimiento de crítica y público.
Este reencuentro con el cómic lo había dejado “estupefacto” y como afirmaba en una entrevista realizada por J. Navarro para TV 3 pocos días antes de su suicidio, toda la situación de reconocimiento, premios, etc., “me da miedo. A ver si me voy a caer por tierra... que me hayan de recoger con grúa”. Este veterano de la historieta no entendía que los originales se pagaran a los precios que se pagan, que él tuviera derecho a guardarlos en propiedad. Respecto al tema de los derechos de autor apuntaba en la misma entrevista que no. lo tenía demasiado claro, que lo estaba estudiando y añadía “puede ser que cuando lo haya averiguado ya se habrá hecho oscuro”. Parece que Coll barruntaba la posibilidad de un fatal desenlace.
La obra de Coll, su extensísima obra, cae de pleno en lo que una de las ínclitas plumas de la crítica española etiquetaba despectivamente como “la silenciosa estulticia de los más infantiles tebeos del franquismo”. Evidentemente no puedo compartir esta opinión, al contrario pienso que la recuperación crítica que se ha hecho de Coll evidencia un hecho sintomático: el buen cómic, la buena historieta, está más allá de condicionamientos políticos, temáticos y de la coyuntura de la moda. Recuperar un autor como Coll –o a sus coetáneos del TBO, Pulgarcito, Jaimito, etc.– supone hacer justicia a una generación de dibujantes y guionistas, que a pesar de los pesares –limitaciones en la libertad de expresión, explotación laboral etc.– intentaron dar lo mejor de si mismos a la historieta, sin pretensiones ni ambajes culturalistas. Y lo mejor de todo es que lo consiguieron y que sus semillas han producido frutos en la nueva generación de dibujantes que incansablemente los reivindican como fundamentos estilísticos de sus obras. Es posible que la obra de Coll no llegue a tener nunca una proyección de tipo internacional –de momento no se halla su entrada en las más “prestigiosas” enciclopedias sobre el tema–, pero hemos de ser conscientes de que “internacional” no es sinónimo de calidad o de importancia real. En muchos casos la internacionalidad de un autor depende más de mecanismos puramente comerciales que de otra cosa. Sería una lástima que la crítica y el público en general rechazara y desconociera a un autor del calibre de Coll debido, simplemente, a un prurito que no esconde otra cosa que la farragosa y obsoleta dependencia cultural a la que cuarenta años de franquismo y el orden imperialista internacional nos han habituado.

ANTONIO REMESAR

Para entender un poco más la personalidad de este gran historietista, se pueden leer sendas entrevistas en los números 1 y 28 de la revista Cairo, publicadas por Norma Editorial en los años ochenta. Otra interesante entrevista aparece en el libro de estudio “El tebeo español y sus autores I” de Diego Cara, editado por Colectivo de Tebeos en 2004, en el capítulo “Coll, o el desencanto hacia la profesión”.

14 comments:

prades dijo...

Ir a pasar las vacaciones a Barcelona con los abuelos significaba un montón de TBOs. En esa época conocí y disfruté de la obra de Coll. Más tarde Norma y El Cairo quisieron elevarle al trono del número 1 de la línea clara española (no opino) y de repente sus originales se convirtieron en "imposibles".

Juan Royo Abenia dijo...

dionisio mira que sabes maño

Anónimo dijo...

Gracias por los comentarios.

Anónimo dijo...

Pues yo recomiendo, con perdón y peprmiso, mi propio texto sobre el sr. Coll, que apareció en "Cairo" ("Coll. El otro destierro", núm.28) y que el propio Navarro recuperó en "Psicopatología..." con aquella memorable preesentación de Karim Taylhardat:

>>>
{José María Iribarren, al respecto del uso de la voz haiga informa que “... aquellos nuevos ricos -en Madrid, y hacia 1940-, cuando trataban de comprar un automóvil no preguntaban ni por el precio ni por la marca... decían: - Cueste lo que cueste, yo quiero el mejor que haiga”. Por esas fechas, aproximadas, ya se daba noticia de haberse detectado en la atmósfera terrestre óxido nitroso.}
>>>

Y con e lema de Pavese:

“Este es el balance del año no terminado, que no terminaré”
---

Anónimo dijo...

¡Ah! ¿Que no dije que en el tal 28 de Cairo aparece un artículo suyo?
Pero que destrozos hacemos en la niñez, yo confieso que también rompí, recorté y garabateé tebeos en la mía.

Muy costumbrista lo del "haiga", e instructivo.

Marcos Mateu dijo...

Parece mentira que no fuera mas valorado. Es complicado llegar a ser un 'super figura' y hay mucha competencia por estos mundos de dios, pero de eso a tener que volver a la albañileria (con todos los respetos al ramo de la construccion!)
Mi no comprender.
Un diez por Cairo y su gente por rescatarle en su momento.

Anónimo dijo...

Los dibujantes de tebeos, siempre tan vilipendiados. Hubo una época que no tenían derechos sobre su propia obra, las editoriales se aprovechaban y no hacían si no que reeditar sin pagar a los autores royalties. Un padre de familia con hijos que alimentar no se lo piensa dos veces, trabaja donde sea para sacar a su familia adelante. No ha sido caso único.

Anónimo dijo...

Me dijo que como "paleta" vivía muy bien.

Y que su familia no entendía su deseo de ser historietsta.

(De hecho, el "Tribulete" que ilustró no lo acabó por esa... intrusión en su privacidad).
--

Anónimo dijo...

¿Que le rondaría por la cabeza?

Anónimo dijo...

Simplemente se desbordó.
--

Anónimo dijo...

De pequeño ya me fascinaba. Iba a comprar los TBOs al Mercado de Sant Antoni de Bcn con la ilusión de encontrar nuevas historietas de Coll. Uno de los grandes entre los clásicos.

salvi dijo...

http://salvipardas.blogspot.com/2008/01/coll-lestilista-de-la-historieta.html

Anónimo dijo...

Hola Salvi, bienvenido a este blog, gracias por tus comentarios y las aportaciones que haces sobre Coll en el tuyo. Un abrazo.

Anónimo dijo...

Coll fue un dibujante como pocos, no solo por su trabajo que puede gustar más o menos, resultar para algunos demasiado "infantil" o "superficial" sino por su tremenda personalidad y optimismo.


Por si es de interés, aquí inserto el enlace hacia el artículo sobre Coll que escribí hace un tiempo y gracias a una persona de su entorno más cercano pude ampliar de forma notoria. Espero que os guste:

http://www.rosaspage.com/art/ecoll.html